lunes, 4 de junio de 2007

El viaje esperado

Llegamos a Pekín 30 familias el día 18 de octubre, 2004 en el aeropuerto nos esperaba la guía, entonces las familias por grupos se fueron a sus provincias, los de Nachang cogimos un avión rumbo a ese lugar, a las dos horas cogimos un autocar que nos llevaría al hotel, nada más llegar nos dijo nuestra guía Nasha, que subiésemos a ducharnos las niñas llegarían en media hora. Los nervios invadían nuestro cuerpo, ¡QUIÉN SE IBA A DUCHAR! Subimos yo a peinarme un poco y echarme colonia, y sobre todo a dar vueltas sin saber qué hacer.Bajamos a la sala donde estarían nuestras niñas, al llegar oíamos llantos de las niñas, corriendo fuimos a la entrada de la sala… pero parecía que nunca llegábamos, no avanzábamos, nuestras piernas no daban para más ¿o serian las ganas? que camino tan corto hacia nuestra hija, y que largo se nos hacía, muchas cosas en mi cabeza, pensar que después de entrar a esa sala ya no volvería a ser nada igual…Mi hija esta allí y nosotros aquí .Me acuerdo de su madre biológica, quién sabe los motivos por la que tuvo que desprenderse de un trocito de su vida, mi agradecimiento para esa mujer es enorme, gracias a ella tenemos a Lidia, gracias por haberle dado la vida, gracias al destino por haberla puesto en nuestro camino y gracias a China por habernos hecho el mayor regalo que se le puede pedir a la vida…un hijoNuestros ojos se abrieron como platos, buscando a nuestra hija y sorpresa, las de Yingtan (orfanato donde estuvo nuestra hija) no habían llegado, nerviosísimos le preguntamos a la guía "¿cuánto falta?", me contestó "están en camino", pero "¿cómo es el camino largo o corto?". Mientras tanto pudimos disfrutar de la entrega de las niñas a los compañeros de grupo, pero de diferentes orfanatos, ahí lloraba todo el mundo. Al cabo de 20 minutos entra una cuidadora con dos niñas, y ahí estaba nuestra Lidia, no me acuerdo si me la ofreció o se la quite yo de los brazos, mi marido grababa. Lidia nos miraba ¡estaba asustadísima! Me la puse en el regazo y le di agua un biberón, las niñas habían hecho un viaje en autocar de 3 horas, venían sudaditas, aún conservo en mi mente su primer olor es más ¡no quiero olvidarlo! Enseguida le dije a mi marido que me subía a la habitación, Lidia lloraba a ratos, miraba todo, estaba asustada, le hice un biberón de leche y se durmió, cuando se despertó nos volvió a mirar, le dimos unos cuantos besitos, y le cantamos canciones entonces empezó a reírse, la lavé un poco con una toallita, no quise bañarla pobre, estaba asustada y seguro que no la habían bañado nunca en una bañera.El día a día en China con nuestra hija fue genial a las pocas horas empezó a estrechar lazos, se dejaba querer, le besábamos le acariciábamos y le gustaba, era maravilloso pasear por las calles de Nanchang visitar los templos chinos. La adopción no es solo ir coger a tu niña y largarte, cada día hacíamos una excursión, eso te hace que te acerques mas a los orígenes de tu hija. Nosotros adoramos China, sus gentes la llevamos en nuestros corazones... ¡TE PROMETO VOLVER!

Montse, madre adoptiva

2 comentarios:

Ninona dijo...

Me muero por vivir mi propia experiencia , la de encontrarme para siempre jamás con mi hija.
Me encanta leer vuestros relatos. Me hacen soñar con ese dia tan esperado.

Anónimo dijo...

Cuando tengas atu hij@ en brazos, el tiempo , las esperas, los nervios todo se esfuma,todo se olvida cuando le miras a los ojos,cuando la tienes en brazoas,sientes un amor y una paz inmensa y piensas ha merecido tanto la pena esperarte cariño¡¡¡
GRACIAS ELENA tu amiga montse