domingo, 3 de junio de 2007

Un sueño oriental


Yize es una de las llamadas niñas de la suerte en China y un verdadero regalo para sus padres

Su sonrisa lo dice todo, Yize es feliz en su nueva vida. Sus diez meses en un orfanato chino no son ya ni siquiera un recuerdo efímero. Su vida cambió por completo hace casi un año y medio, cuando sus padres y su hermano se recorrieron medio mundo para ir a buscarla. Tras casi dos años de nervios y de papeleo, por fin pudieron comenzar una nueva vida juntos y felices.

La pequeña Yize fue encontrada en el puente de Xisha, en el distrito de Quianjiang de la provincia de Chongqing, cuando apenas tenía diez días de vida. Según dice su certificado de abandono, la autoridad de su ciudad intentó duramente encontrar a sus padres biológicos, sin éxito alguno. Durante dos semanas la prensa publicó una foto suya y la de otras niñas más que habían sido abandonadas. Tras un periodo prudente de espera, Yize fue entregada a un orfanato de la ciudad para que se hicieran cargo de sus cuidados.
A miles de kilómetros de distancia, Paco y Mª Carmen ya soñaban con ella. Un año antes ya habían comenzado la aventura de ser papás del corazón. La adopción era algo que ya habían tenido en cuenta desde que se casaron, “pensamos que era una opción diferente de tener un hijo” dice Mª Carmen. Sin embargo, antes decidieron tener un hijo biológico, Marco.
En el año 2004 comenzaron con todos los papeleos y decidieron que su futuro hijo iba a ser del gran país oriental. “Pensamos China porque era más probable que fuera una niña”, además, el gobierno chino realiza el proceso con toda garantía de seguridad.
Después de meses de cursillos y de duras charlas con un equipo de psicólogos, por fin les concedieron la idoneidad. Ahora solamente les quedaba la asignación y emprender el viaje de sus vidas. Apenas seis semanas antes de coger el primero de los muchos vuelos, le entregaron dos fotografías y un informe con todos sus datos. Después de tanta espera, su hija ya tenía cara y nombre, Yize.

Viaje hacia un sueño
El 1 de enero de 2006, MªCarmen, Paco y Marco cogieron el primero de los cuatro aviones que tendrían que tomar antes de reunirse con su pequeña. Elche, Madrid, París, Pekín y finalmente Chongqing, 24 horas de vuelo, miles de kilómetros, medio mundo recorrido para poder abrazarla por primera vez.
Y por fin llegó el momento. El 3 de enero conocieron a Yize. La niña vestía un trajecito amarillo, al igual que el resto de sus compañeras de orfanato. Las pobres se habían pasado casi siete horas en autobús antes de llegar al notario donde se produjo el encuentro con sus papás.
Fue Mª Carmen la encargada de coger a Yize por primera vez, mientras su padre inmortalizaba el momento con su cámara de video. A su madre se le dibujo rápidamente una sonrisa en la cara, mientras que lo primero que hizo su hermano fue pedirle que la bajara un poco para poder alcanzar a darle su primer beso.
“Cuando la coges por primera vez es una sensación extraña porque la llevas esperando mucho tiempo, fue algo muy impactante” recuerda Mª Carmen con cariño. La niña se mostró tranquila en todo momento, “no lloró, nos acepto en seguida y nosotros a ella también, era como si hubiese formado parte de la familia desde siempre”.”Todo fue muy perfecto”, comenta la madre de Yize.
Al poco tiempo de tenerla en brazos, Yize apoyo su cabecita en el hombro de su madre, síntoma de que se sentía segura entre sus brazos. Mientras, Paco, que sólo había dejado la cámara para poder abrazarla por primera vez, no paraba de grabar todos sus movimientos.
A su alrededor todo era felicidad. El resto de padres que les acompañaban mostraban orgullosos a sus nuevas hijas. Por fin se había hecho su sueño realidad.

De vuelta a casa
Durante dos semanas, la familia al completo tuvo que hacer turismo en China. “Pasamos una semana en Chongquien, de excursiones, viendo al oso pandaque es típico de allí, etc.”, “no vimos el sol en todo el tiempo” recuerda Mª Carmen. Después viajaron hasta la capital, Pekín donde estuvieron siete días más visitando la Gran Muralla China o la ciudad perdida. Según Mª Carmen, “lo peor fue la comida”.
Durante su estancia allí, muchos chinos les paraban por la calle porque querían tocar a las niñas. “Decían que eran las niñas de la suerte” “se alegraban por ellas porque creían que habían estado en un sitio malo, en un orfanato, y que tenían suerte de salir de allí y tener una familia”. “Las miraban con alegría, pero en el fondo sentían pena porque su país y ellos mismos no se podían hacer cargo de ellas”, recuerda Mª Carmen.
Y por fin llegó el día, el 15 de enero volvieron a Elche cansados, pero felices. En el aeropuerto les esperaba toda la familia, abuelos, tíos, primos, todos deseaban conocer a Yize. Cuando aparecieron por la puerta, más de uno no pudo contener las lágrimas de felicidad. “El aeropuerto es muy emocionante, sientes el cariño que sienten por ti y por tu familia”.

Una nueva vida
Después del viaje de sus vidas, ahora comenzaba, tal vez, el proceso más difícil, la adaptación de la pequeña. Según Mª Carmen, “tenía miedo por si nos rechazaba, por si no iba a estar del todo bien con nosotros, la reacción del bebé después de arrancarla de su entorno habitual”. Sin embargo, “todo fue muy bien, enseguida nos hicimos a ella”.
Según el informe que semanas antes les habían entregado, Yize era una niña muy alegre, ya se sentaba sola, comía de todo y con cuchara y le gustaba andar en el tacatá y ver la televisión. Sin embargo, Mª Carmen no la veía como a una niña de 10 meses de aquí, “la veía más pequeña, no estaba tan espabilada como decían”. “Ni andaba, ni se quedaba sentada sola”. Poco a poco Yize fue teniendo las habilidades y el aspecto propio de una niña de su edad.
En cuanto a la adaptación, al ser tan pequeña apenas notó el cambio. “Comía muy bien y dormía toda la noche sola”, pero ahora ha cambiado un poco “si ve que su hermano se levanta a media noche para venir a dormir con nosotros, ella viene con él”. En cuanto a la comida, según Mª Carmen, “come muy bien, aunque lo hace mejor cuando está fuera de casa”.
En septiembre Yize tuvo que pasar una dura prueba, su primer día de guardería. “En el cole se porta muy bien, el primer día lloró como cualquier otro niño, pero ahora le gusta mucho”. Según su madre, está muy integrada y le gusta mucho jugar con sus amigos.
Cuando van a recogerla, Yize se pone muy contenta, “enseguida viene a abrazarme, es a la que más se le nota que se alegra cuando vamos a por ella”. Ya no le importa tener que estar un tiempo en la guardería porque sabe que después sus papás van a ir a buscarla.

Sin celos
La relación con su hermano Marco es muy especial. El niño vio como de repente pasaba a un segundo plano, ya no era el pequeño de la casa, acababa de ser destronado. Sin embargo, y pese a lo duro que pueda llegar a ser, Marco hace el papel de hermano mayor a la perfección.
“Nos lo llevamos a él también a China para que participara porque era importante”. Lo primero que hizo Marco al verla fue acariciarla y darle un tierno beso en la frente, se le notaba feliz. Según Mª Carmen, “no tiene nada de celos”. “Le ha roto la play, le rompe cosas, arruga sus deberes...pero él tiene mucha paciencia y la quiere mucho”. Sus padres tienen mucha confianza en él, están seguros de que la va a respaldar y a ayudar en los momentos más difíciles para ella.
En cuanto a su padre, al hombre se le cae la baba literalmente. Yize simplemente lo adora, cuando lo ve aparecer sus ojitos rasgados se iluminan y se le escapa una sonrisa encantadora. Paco la llama de forma cariñosa “Quiqui”, su explicación para este nombre es muy simple: “es mi Quiqui”afirma orgulloso su padre. Según MªCarmen, “él le consiente más porque la ve menos”. “Cuando la riño lo mira a él” esperando a ver si dice algo para defenderla.

Su gran futuro
Ante la pregunta de si tienen algún miedo, Mª Carmen cree que “ella lo va a tener más difícil para acceder a un puesto de trabajo”. El miedo a lo diferente hace que no todas las personas puedan tener las mismas oportunidades. Por esta razón, sus padres aseguran que la van a ayudar muchísimo para que “ella esté muy segura de sí misma y piense que puede ser lo que ella quiera, aunque sea algo diferente”.
Para ello, la pequeña Yize tiene que tener una gran autoestima, “tiene que ser fuerte, no tiene porque tener límites, si vale, tiene que demostrarlo”. Una de las claves para conseguir ese amor propio es estar por encima de los comentarios de los demás. “Que no le afecte lo que puedan decir de ella, que le entre por un oído y le saga por el otro” responde Mª Carmen. “Ella salió de china para ser alguien, tenemos que conseguir que sea lo que ella quiera”.
Tal vez Yize tenga que estar más preparada que el resto de personas para conseguir un buen puesto de trabajo, es por eso que sus padres tienen la intención de que aprenda el chino mandarín. “Pienso que ella tiene que estar más preparada, mi conciencia me dice que tengo que hacer eso”. Por esto, el próximo año ella y su hermano Marco descubrirán esta legendaria lengua.
Muchas personas pueden pensar que Yize ha tenido mucha suerte al encontrar una familia que la quiera tanto, y en parte tienen razón. “Algunas personas nos dicen “que suerte ha tenido la nena, ella esto no se lo iba ni a imaginar” y yo les digo que sí,pero nosotros en el fondo lo que queríamos era una hija, y es ella”. “La verdad es que no sé quién tiene más suerte, si ella o nosotros”, asegura Mª Carmen.
Ahora a Yize le queda toda una vida por delante para demostrar lo que vale. De momento es una niña muy feliz que siempre se está riendo. Toda su familia la adora y se ha convertido en la reina de la casa. Es una niña de la suerte, es una superviviente.








1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde luego es una niña muy feliz y tiene la inmensa suerte de estar en una familia maravillosa, su hermano además es un encanto y la adora.
Nuestra academia de inglés no sería lo mismo sin ellos!!
Kisses, Ana.